La entidad funciona como un ámbito pedagógico complementario a la actividad en las escuelas. Desde su fundación, persigue un objetivo: brindar recorridas lúdicas para alumnos que cursan distintos niveles educativos y trasladar los conocimientos desde el aula hacia la cotidianeidad. De esa manera, el aprendizaje pierde rigidez y resulta mucho más eficaz: los conceptos no quedan sólo en un libro de texto sino que los estudiantes pueden observarlos.

“Nuestras propuestas tienen un origen doméstico con una impronta sumamente espontánea. Son distintas acciones que imito tras visitar distintos lugares del mundo para perfeccionarme e intento replicar en este espacio”, describe Quintín Arce, Licenciado en Ciencias de la Educación y presidente de la fundación a cargo de la institución.

El mandatario comunal -Andrés Watson- observa con atención cada sector del predio e indaga sobre su funcionamiento junto al titular de la propiedad, quien explica minuciosamente cada ambiente. Recorren el área de granja, el vivero, el hábitat para la cría de peces, la huerta orgánica y los salones donde los niños producen pan o mermelada durante su estadía.

Tras el itinerario junto al personal del lugar más miembros del gabinete municipal: Julieta Pereyra -secretaria de cultura y educación- más Beatriz Domingorena                -responsable en la cartera de ambiente-, evalúan la posibilidad de consolidar un vínculo interdisciplinario: sumar el establecimiento a la oferta de programas municipales destinados al sistema educativo e incluir las iniciativas comunales correspondientes al entorno para potenciar sus servicios.

“Necesitamos el asesoramiento de los profesionales vinculados al municipio, en diversas especialidades, para definir nuestro perfil como centro de educación ambiental. Estamos muy satisfechos por la reciprocidad que encontramos para trabajar juntos y lograr que todos los colegios del distrito puedan visitarnos”, afirma Arce.

Cuando culmina el paseo, cada visitante recibe un souvenir. Obsequian un pequeño pote con tierra del lombricario: un compost con excelentes propiedades de fertilidad para elaborar su propia huerta orgánica junto a sus familias en casa. “Los chicos quedan fascinados porque pueden replicar en sus hogares todo lo que aprenden en el día”, resalta Quintín.