Bajo el lema “Comunidad, oración y evangelización”, el establecimiento reunió a directivos, docentes, auxiliares, estudiantes, padres o egresados para recordar el trabajo efectuado durante más de dos décadas.

Durante la ceremonia religiosa, el sacerdote utilizó metáforas bíblicas como la “Alegoría de la Vid” con una misión: estimular la continuidad de las labores en la entidad “con unión, fe y amor”. Posteriormente, resaltó la importancia de “cultivar las capacidades de los niños e impulsar su desarrollo”.

“Las escuelas en los barrios son un modo de dignificar a las personas e integrarlas. En este momento, reconocemos el esfuerzo y la preocupación de quienes construyeron el lugar pensado como un beneficio para los jóvenes”, reflexionó Tissera.

Además, recordó la obra realizada por el santo patrono de la entidad. Luego, calificó al ámbito pedagógico como “un área de encuentro entre diferentes miembros de la sociedad para crecer en el aspecto intelectual y en el humano”.     

Tras la homilía, el mandatario comunal obsequió una placa conmemorativa a la comisión directiva del colegio, agradeció a las autoridades por la invitación y felicitó  a los presentes por las tareas realizadas.

“Crecimos de a poco, con esfuerzo y sacrificio. Colocar cada ladrillo costó muchísimo. Ampliamos la matrícula en todas las instancias escolares. Nacimos como una escuela parroquial y recibimos con gratitud nuestro desarrollo”, describió la Directora del Nivel Primario e Inicial, Elizabeth Mistretta.